Hoy es un día en el que Venezuela festeja la labor de sus maestros. Considero que es buen día para reiniciar mis escritos y formalmente pido disculpas por la ausencia de varios meses. La esperanza en esa actividad ciudadana, la educación, está siempre presente; bien se sabe que el futuro, el progreso sostenido depende de que esta labor se realice, y se realice con intención de plenitud. En repetidas oportunidades he manifestado que la realidad educativa se encuentra presente en toda actividad humana porque el ser humano es en esencia un educador. Hablemos de familia, empresa o amigos, la dinámica educativa está de alguna manera presente. Basta que una persona intercambie opiniones y pareceres con sus amigos para que el tema educativo comience a presentarse porque a todos nos interesa el mayor bienestar de nuestros amigos, sino hablemos de otra cosa no de amistad; por eso, incluso, en ocasiones discutimos con ellos. Por supuesto que a veces el orgullo, la soberbia, hace notar su permanente presencia y queremos imponer a otros nuestra manera de pensar, actitud que no es propiamente educativa; pero busquemos, que quizá en lo profundo de esa actitud encontraremos esa veta educativa que nos lleva, quizá de manera inadecuada, a intentar la mejora de la otra persona.
Qué es un Maestro o qué es la profesión docente. Nada menos que el pilar profesional de un País, todo lo demás irá bien si a estos profesionales les va bien. Qué quiere decirse con “ir bien”. Muy legítimamente podría ser ganar dinero, necesario bien de intercambio. Pero ir bien significa mucho más que obtener el necesario sustento, aunque lo incluye; ir bien es poder ejercer la noble actividad sin limitaciones, se trata de que el amor por los niños y jóvenes no se vea entorpecido sino habilitado con firme intencionalidad. Se trata de que las futuras generaciones estén bien y a eso dedica el Maestro, de allí el gran aprecio que se les tiene. Felicidades mis queridos Maestros.
Con todo, insisto en que tenemos un fondo de educador que es universal, el que debemos saber poner en acción con respeto y comprensión con cada uno para mejorar la convivencia y los resultados en la familia, la empresa o con los amigos. El mundo entero necesita de esta mejora, lo está pidiendo a gritos. El maestro al error lo llama error, pero lo enfrenta a él, no a la persona de quién lo comete, al contrario, le duele la condición de error en la que pueda estar aquella persona. No se trata de salir con una bandera a vencer sino en ir, con mucho aprecio por los demás, a mostrarles aquello que les conviene entender. Pero tengamos en cuenta que si algo destaca al educador es su amplia disposición a comprender y aprender. El maestro se sabe en formación permanente, de manera que atento debe estar a las posibilidades de mejora que vienen de los demás que, por cierto, también cuentan con algo de educadores. Padres, maestros, gerentes, empresarios, empleados: todos cuentan con esta magnifica cualidad. Vamos a pulirla.